Llegas a casa, ha sido un día largo y duro, y tienes cero ganas de desmaquillarte, aunque al mismo tiempo desearías que tu cara se sintiera hidratada y fresca y no tirante y excesivamente seca… El esfuerzo empleado en tu doble limpieza, merece la pena, créeme… Pero
¿Es necesario o lo adecuado realizarla siempre igual? ¿Y Siempre con los mismos productos?
La respuesta, la mires por donde la mires, es NO; claro que no, tu piel siempre necesita que te adaptes a ella, que la mimes según tus necesidades, y aunque podrían existir muchas otras formas, aquí te dejo algunos ejemplos que hacen que debas adaptarte a la misma.
- Llevas todo el día maquillada. En este punto, cuando llegas a casa sobre las 22 horas y has estado maquillada mínimo durante unas 6, necesitas una doble limpieza PROFUNDA. ¿Qué significa esto? Que como primer paso es necesario que utilices un aceite para retirar todo el grueso del maquillaje, y tras haber retirado éste, lo ideal es que cepilles tu rostro con un limpiador facial de silicona junto con un gel facial. Después puedes continuar con tu rutina de noche, y tu piel habrá recuperado su textura y su frescura.
- Llevas todo el día fuera de casa, con tu rutina de mañana aplicada seguida de tu protector solar. En este caso, necesitas una doble limpieza HIDRATANTE. El hecho de no haberte maquillado no hace necesario que utilices el aceite más oleoso que tengas, puede que te baste con una buena leche limpiadora seguida del cepillo de silicona junto con el gel limpiador que mencionamos en el caso anterior. Mi tip extra: vierte unas gotas de tu aceite favorito con la leche limpiadora para obtener un resultado aún más hidratante.
- La limpieza SUAVE. Llevas todo el día en casa, has tenido tiempo hasta de aplicarte varias rutinas de belleza facial, incluso has podido utilizar algún dispositivo antiedad, pero deseas refrescar tu rostro antes de aplicar tu rutina nocturna, es más, aunque sea para retirar algunos restos de polución que se te hayan adherido del ambiente, sería conveniente que te aplicaras una doble limpieza. Esta vez será muy sencilla, como tu piel no se encuentra deshidratada, basta con rociar tu rostro con agua micelar, y retirarla con una toalla desmaquillante reutilizable y después utiliza un limpiador de silicona junto con una espuma suave. Tu piel quedará muy limpia, y al no realizar una limpieza muy agresiva no alterarás bruscamente su ph.
No olvides que una triple limpieza siempre es ideal en tu rutina de noche, así pues, tras realizar estos pasos en cualquiera de estos casos, pon la guinda a tu doble limpieza con una limpieza final con agua micelar, ¡Tu piel quedará libre de impurezas y lista para todos los tratamientos!
¡Cuéntame en qué consiste tu doble limpieza!